La sombrerería como expresión artística
¿Dónde está el origen de todo lo que nos une más allá de lo que vemos y tocamos? la sombrerería como expresión artística Esa es la pregunta que me hago cada temporada en Tocados Oh, porque, como si de una gran obra se tratase, cada escena debe ser única, debe seguir emocionando y sorprendiendo sin olvidar que todo forma parte de la misma obra: de dónde venimos y quiénes somos, el centro de mi proceso creativo. Veo en los materiales un vehículo de expresión y un futuro para la sombrerería de alta gama, por su capacidad de contar historias valiosas que aportan sentido al diseño.
La historia de Tocados Oh está profundamente ligada a Donostia, a su estilo de vida y a su manera particular de entender la belleza y la moda. El primer capítulo de la marca se escribió en sus calles y plazas, en sus playas y montes. Es una mirada que expresé a través de la ausencia de color, en blanco y negro, como un homenaje a la importancia de cada horma y cada material. Volúmenes en la estructura y una riqueza de materiales que dan vida a cada pieza. sombrerería y arte
Creo firmemente que la sombrerería habla el lenguaje del Bel Canto. Cada pieza es un aria, un solo con el que comunicar emoción a través de volúmenes, formas y juegos de pliegues y adornos brillantes. Los elementos de mi propuesta reivindican el arte, la cultura, la belleza y la moda, compartiendo todos un mismo guion. La sombrerería como expresión artística
Cada tocado que diseño es, en esencia, una pequeña escultura, una obra de arte en la que cada detalle está pensado para trascender lo visible y rozar lo sublime. En el proceso de creación, busco la armonía entre lo estructural y lo orgánico, como un escultor que trabaja la piedra o el mármol, transformando la materia en algo que despierta emociones y se hace eterno en su forma.
Cada línea y cada curva del diseño llevan la intención de elevar la artesanía a algo monumental, como si cada tocado fuera una pieza única de un gran museo al aire libre, donde el aire, la luz y el movimiento de quien lo lleva se vuelven parte de la obra misma. Me inspira pensar en el tocado como una extensión de la persona que lo lleva, una manifestación de su personalidad, igual que una escultura vive y respira según el ángulo desde el que la observes.
Como en una escultura, la creación de un tocado exige paciencia y dedicación; el proceso está lleno de minuciosidad y respeto por el material, casi como si tuviera vida propia y se dejara modelar poco a poco. Cada pliegue, cada costura y cada pluma requieren una decisión cuidadosa, porque en un tocado, cada elemento habla y añade su propio significado a la obra final. El equilibrio entre lo delicado y lo sólido, entre lo fugaz y lo perdurable, es lo que busco alcanzar con cada diseño.
Para mí, la sombrerería es ese espacio donde el arte y la moda se encuentran, como el cincel que da vida a una figura latente en un bloque de mármol. Es un diálogo entre lo que imagino y lo que las manos pueden crear, y a través de este oficio he encontrado una forma de perpetuar la tradición y, a la vez, de innovar, dejando una huella única y personal en cada pieza. La belleza de cada tocado reside no solo en su forma final, sino en el respeto al proceso y a la historia que cuento a través de él.
iñigo manterola La performance que presentamos Íñigo Manterola y yo como introducción al Paseo con sombrero 2024 fue todo un éxito, una celebración de la sombrerería y del arte en un mismo espacio. Fue emocionante ver cómo tantos sombrereros y personas del mundo del arte y la cultura española y europea se unieron para este evento. Íñigo y yo queríamos transmitir la esencia de lo que significa el sombrero: más allá de un accesorio, es una pieza de expresión, casi escultórica, que transforma y enriquece a quien lo lleva. La colaboración con Íñigo dio ese toque artístico tan especial, entre el diseño y la escultura, capturando la atención de todos los asistentes. ¡Fue un momento mágico y único!